SUBASTADA LA “CABEZA DE ÁNGEL” PARA TOBIAS Y EL ÁNGEL DE EDUARDO ROSALES.

Rosales recibió un oficio que lleva un sello en seco del Ministerio de Fomento. Debajo, a mano, se lee “Instrucción pública. Negociado 2º”. El texto dice:
“La Reina (q.D.g.) en vista de la recomendación del Director de pensionados de esa Capital se ha dignado dispensar a V. su protección concediéndole pensión extraordinaria por tres años para el estudio de la pintura con el sueldo de ocho mil reales en cada uno de ellos. De Real orden le digo a V. para su conocimiento y satisfacción. Dios guarde a V. muchos años. Madrid, 30 de abril de 1859.”

Oficio que firma el Marqués de Corvera, ministro de Fomento. (Archivo L.R.G.).
La pensión “de gracia” la han conseguido los amigos de Rosales que desde Madrid y Roma han pedido al ministro su concesión. Desde su cargo de director de la Academia en la Ciudad Eterna, el escultor José de Vil-ches ha hecho lo indecible para que se proporcionase al pintor, al que siempre demostró su admiración y amistad, esta ayuda que le liberará, en parte al menos, del trabajo abrumador de copista para sobrevivir.

Aunque tradicionalmente se dice que la primera pensión fue de cien liras mensuales y aquí se dice que fue de ocho mil reales anuales, no hemos podido obtener la equivalencia entre reales de vellón y liras en el año 1859 a pesar de las consultas realizadas. De todas formas fue una pequeña pensión a todas luces insuficiente para liberarle de hacer “copias”. La alegría de la buena noticia la recibe el pintor en el Hospital de Montserrat.
Una de las condiciones de la ayuda económica era enviar un cuadro original o una copia al término de la pensión. Pensión que podía ser prorrogada. Para cumplir con esta obligación piensa en su cuadro Tobías y el ángel.

Muchos meses, hasta el lº. de julio, estuvo hospitalizado Rosales con la consiguiente inactividad en lo que realmente es su vida: pintar.

Al salir de Montserrat el médico Dr. D. Vicente Diorio y Sánchez le recomienda que vaya al balneario de Panticosa (Huesca), famoso por sus aguas medicinales. Rosales no tiene medios suficientes pero el pintor norteamericano Haceltain y el barón D’Epinay le ayudan económicamente a realizar su primer viaje a ese establecimiento bellamente enclavado en el Pirineo aragonés. Allí pasará parte del mes de julio, agosto y la mayor parte de septiembre. A Panticosa acudirá al menos diez veranos.

En esta primera estancia en el balneario estuvo del 18 de julio al 24 de agosto.

Por su correspondencia sabemos que el 29 de septiembre de 1859 está en Irún donde ha sido destinado su hermano, y por su “diario” que partirá el 3 de octubre para Roma. Llegará el 11.

Asentado de nuevo en la vía della Purificazione, reanuda su trabajo de pensión: Tobías y el ángel.

El 6 de diciembre de 1859 escribe Rosales a su hermano:
“El cuadro está atrasadillo, pero para julio deberá estar concluido, para lo cual tendré que trabajar como un negro; sin embargo, tales ánimos tengo que hasta entonces aun me atrevería a pintar dos: de todas maneras el viaje no lo emprenderé hasta que esté concluido, porque pienso que para cuando yo salga de aquí salga él también para su destino.”

De nuevo la tuberculosis que le aqueja le lleva al Hospital de Montserrat el 15 de febrero de 1860 y saldrá de allí el 28.

A su hermano Ramón e! 5 de mayo de 1860 le da noticias de cómo va su cuadro de pensionado:
“El cuadro me está dando muchísimos malos ratos, siendo tales las dificultades que encuentro que sino fuera porque soy muy testarudo y precisamente se me antoja meterme siempre en lo más difícil, ya había renunciado a él y empezado otro; veo que es imposible concluirle para julio, haré en estos dos meses lo que pueda.”

Y el 1 de junio le añade:
“... el ángel me va costando ya más duros que pinceladas y todavía lo que me tendrá que costar; me tiene desesperado. Ya he renunciado a concluirle para cuando me vaya porque es imposible el conseguirlo y, aunque lo consiguiera, no le enviaría, porque no me tiene cuenta hacerlo ahora por muchas razones, y la principal es que relagalándosele como pienso hacerlo para cuando concluya la pensión, puedo más fácilmente si me conviene conseguir una prórroga y de todas maneras me manifiesto agradecido precisamente en la época en que de una manera o de otra necesitaré de él, por lo que adelantaré ahora el cuadro cuanto me sea posible para quedarme desahogado e invertiré los dos años que me quedan en pintar un cuadro grande que probablemente será de la Historia de España, y el cual enviaré, si Dios quiere y me porto bien, a la Exposición del 62”.

El 14 de septiembre vuelve a escribir a su hermano comunicándole su deseo de volver a Irún, pero:
“... el San Rafael le dejé ya muy adelantado y probablemente le concluiré a ratos perdidos o bien después de haber bosquejado el grande; por vía de descanso”.
El 18 de noviembre se encuentra ya de nuevo en Roma y continúa con idea de terminar Tobías y el ángel. Su enfermedad va a ir retrasando sus proyectos.

Rosales por la correspondencia transcrita, no estaba contento con la marcha que llevaba el cuadro pues “cuando el arte se empieza con mal camino es difícil enderezarlo»... «Los continuos tropezones que he encontrado en este mi primer ensayo, me tienen disgustado y no veo hora de quitármelo de delante.” Así se lo comunica a su primo Martínez Pedrosa en carta que sin lugar y fecha podemos datar en Roma a finales de 1860:
“... A tus preguntas sobre mis trabajos que por una reunión de fatales circunstancias y la mayor de las razones por mi inexperiencia en lo que es la marcha de un cuadro, el San Rafael aún no le he concluido, si bien trabajo en él un día y otro. Con él me ha sucedido que equivoqué el camino al principio y este es el peor de los malos pasos y ahora me está sucediendo que no quiero resignarme a dejar una cosa regular y sucede que como el olmo al fin y al cabo no puede dar peras, ni se puede sacar más jugo de una mollera que el que ella naturalmente puede dar de sí, el cuadro por más vueltas que le doy sigue lo mismo y quiero creer que no vaya hacia atrás, que no sería difícil: en último resultado tendré que quitármelo de delante y entonces lo daré por concluido... el cuadro de San Rafael más de dos meses no emplearé en él... los continuos tropezones que he encontrado en este mi primer ensayo me tienen disgustado y no veo la hora de quitármelo de delante”.

El lienzo, de 198 x 118 cm., está inventariado en el Catálogo del Casón con el número 4620.

Para su realización, como va a ser norma del pintor, • realizó numerosos dibujos preparatorios que abarcan desde las cabezas y cuerpo de Tobías y del Ángel al estudio de los paños. El Prado tiene once dibujos que son preparación para esta obra y existen otros tantos bellísimos en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y en colecciones privadas. (5)

Influido por el nazarenismo germánico, presenta las características de ese movimiento pictórico, aunque no se adaptaba a su verdadera vocación, y que Rosales había aprendido de sus maestros en la Academia Federico de Madrazo y Carlos Luis de Ribera. La dificultad que tuvo para terminar esta pintura radicó en tratar de compaginar los principios puristas, con los que comenzó el cuadro, con el naturalismo que empezaba a practicar.

El joven Tobías -demasiado infantil se ha dicho-amedrentado por el pez que le señala el Ángel se acoge a éste buscando su protección. El vestido de Tobías pintado en pardos, como en sombra, es la nota más oscura del cuadro en contraste con el Ángel y el fondo que están resueltos en tonos irisados, rosas, verdes y azules, que no volverá a emplear.

Es interesante el fondo del paisaje con montañas azules y playa. Todo el cuadro tiene una coloración suave de claras tonalidades, y la luz parece brotar del interior de los personajes. El fuerte delineado de las figuras va a ser característica de la obra de Rosales. De color y ejecución admirables, el esfumato italiano está tratado de manera excelente.

La estructura a base de verticales y horizontales es un acierto de composición.
Se han visto influencias de Rafael en la estructura piramidal de las figuras y en los planos del paisaje según Revilla.

La cara del ángel recuerda la dulzura de las vírgenes sienesas, incluso de la Inmaculada de Madrazo. Sus alas abiertas son dos manchas de grises verdosos, sin detalle alguno. Tobías es un acierto de la actitud temerosa e infantil.

Cotarelo afirma que en esta obra “el pincel de Rosales se muestra indeciso y tímido sin embargo la composición en general agrada y principalmente la juvenil figura del sobresaltado Tobías, que encuentro muy superior a la del Ángel, aunque no sepa explicarme la escasa luz que baña y la opacidad que envuelve la cabeza.”

La obra no está firmada. Figuró en la pública subasta de los días 28, 29 y 30 de noviembre de 1873 con el núm. 103 y se dice que fue: “primera composición del autor; sin concluir”. El precio de salida fue de 2.500 reales de vellón adjudicándose por 3.010 a Don Pedro Bosch. En 1879 fue adquirida por el Estado (R.O. de 22 de junio) por 2.500 pesetas.

En 1873 en el “Catálogo de cuadros etc de la Testamentaría de D. Eduardo Rosales” en la pág. 12, nº 104 figura: “Estudio para la cabeza del Ángel Rafael en dicho cuadro” alto 35 x ancho 36 cm. Salía por 1000 reales. Se adjudicó por 850.

En las “Actas de la Exposición de 1873”, figura con el nº 104: “Estudio de cabeza para el Ángel Rafael de dicho cuadro”, salida: 1000 reales, vendido por 850 al señor Bosch (Archivo Luis Rubio Gil)

Figuró en la Exposición de Rosales de 1902 y catalogó d. Armando Cotarelo y Valedor (pág 57-58, nº2): “Cabeza de Ángel”.

Estudio para el cuadro de Tobias. Pintado en 1859. Alto, 0.35; ancho, 0.26. Tasado en mil reales, vendiéndose por 850.

“Un ángel” 1858. L. 28 x 22,5 cm. Firmado y fechado en Roma (ang. inf. dch.).
“Un ángel” 1858. L. 28 x 22,5 cm. Firmado y fechado en Roma (ang. inf. dch.).
Se subastó en Durán en 2017.

Tobías y el Ángel. Museo Nacional del Prado.
Tobías y el Ángel. Museo Nacional del Prado.

Dibujos preparatorios para Tobías y el Ángel
Dibujos preparatorios para Tobías y el Ángel
Dibujos preparatorios para Tobías y el Ángel
Dibujos preparatorios para Tobías y el Ángel


Luis Rubio Gil

Febrero 2018